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¿Para qué necesito un plan de desarrollo personal?
Generalmente, al final de un año, o al comenzar el siguiente, las personas suelen reflexionar y hacer balances. Son los mejores momentos para proyectar el futuro.
Para tomar buenas decisiones para la vida y la carrera profesional es conveniente darse un plan de desarrollo personal. ¿No te gusta planificar? No es necesario que seas un experto en plantes, solo se trata de saber hacerse las preguntas correctas. Aún cuando las respuestas no salgan fácilmente, bien vale la pena detenerse a pensar.
¿Cómo te fue en el año pasado? ¿Cómo son tus expectativas para este nuevo año? ¿Qué cambios importantes proyectas? y ¿Qué nuevos habilidades o conocimientos necesitas incorporar? Algunos tienen más experiencia que otros en este tipo de análisis de cuentas y saldos. Y aunque a veces quede un sabor amargo por el hecho de magnificar las cuentas pendientes, no lleva mucho tiempo ni esfuerzo reflexionar sobre este tema.
Si te enfocas en el auto conocimiento, verás que eso hace que valga la pena, ya que como afirma Lao Tsé, en el Tao Te King, «Quien conoce a otros es inteligente, quien se conoce a sí mismo es sabio, quien vence a otros es fuerte, quien se vence a si mismo tiene la fuerza en el interior».
Por lo tanto te desafío a mejorar el conocimiento que tenés de vos mismo mediante la elaboración de tu propio plan de desarrollo personal. Y a partir de aquí, seguramente podrás re formular tus planes y alcanzar tus metas con mayor probabilidad de éxito.
Conocerse a uno mismo
Para este análisis podrías recurrir al tradicional fortalezas y debilidades y a partir de esto trazar tu plan de acción. Para iluminar este camino de auto conocimiento necesitas tener distinciones, es decir la posibilidad de diferenciar el fondo de la forma. Las distinciones viven en las palabras. Por ejemplo, los esquimales ven nueve tipos de blanco en la nieve y el hielo de su ambiente vital. Cómo hacen para distinguir nueve variantes de blanco donde nosotros sólo vemos una. Es porque tienen nueve palabras para nombrar a cada una de esas variedades de blanco. Cuando los niños esquimales aprenden a hablar su idioma están incorporando la capacidad de ver estas distinciones en la naturaleza.
Confirmamos de esta manera que se trata de creer para ver, y no a la inversa como comúnmente se sostiene. Por lo tanto la propuesta es incorporar distinciones para profundizar el conocimiento que tenes de vos mismo.
Una referencia para cualquier reflexión es hacerlo desde un espacio de liviandad, es decir no hacerlo como un “tengo que”, como si fuera un mandato o una moda a la qué hay que subirse. Se trata de ser conscientes para disponerse a elegir un camino.
Con la intención de sumar algo más de claridad en esta búsqueda personal, voy a enunciar y describir lo que, desde mi punto de vista, son los fundamentos para indagar en el auto conocimiento. Para darle una organización a estas distinciones, las presento como siete estaciones que recorremos en un viaje. Cuando te detengas en cada una de ellas irás profundizando tu reflexión y definiendo tu mapa personal.
1er Paso: ¿Qué persona estás siendo hoy?
El punto de partida para este camino es hacer un balance del presente. Te dejo algunas preguntas que podrían servirte de guía para tu reflexión. ¡No es necesario que respondas a todas las preguntas y por supuesto, podés sumar las tuyas propias!
¿Cómo te describis? ¿Qué crees que las otras personas valoran de vos? ¿Cómo contribuís a tu comunidad? ¿Cuáles son tus logros al presente? ¿Por qué los consideras logros? ¿Qué dicen tus logros de tus prioridades en la vida? ¿Cuáles son tus preocupaciones? ¿Qué estás haciendo para alcanzar tus objetivos? ¿Qué estás leyendo? ¿Estás aprendiendo alguna habilidad nueva? ¿Con qué personas estás relacionándote? ¿Cuáles son tus intereses?
Este presente también te da una pista con respecto a con qué estás (o posiblemente debieras estar) agradecido. Considera que agradecer es una forma de apreciar o valorar lo bueno que te ha tocado en la vida.
2do Paso: ¿Cuáles son tus recursos?
Este paso es para revisar el equipaje que llevas. La idea de recursos no es algo a ser explotado. Más bien podrías considerarlos como activos, en el sentido que “invertir” en ellos puede generate “utilidades” materiales, emocionales y hasta espirituales.
Los recursos son tan diversos como tus saberes y tus actitudes positivas que se han transformado en hábitos. Si pensás en los recursos como los víveres y elementos que llevas en una mochila de viaje, se hace evidente que no debes llevar peso de más.
¿Cuáles son tus saberes esenciales? ¿Qué actitudes positivas te reconoces? ¿Cuáles son los hábitos que te empoderan?
¿Te reconoces a vos mismo por esos recursos que fuiste desarrollando en tu vida? Porque si no lo hiciste todavía, tal vez sea hora que lo hagas. Reconocerte fortalecerá tu autoestima y te da confianza para avanzar en tu camino.
3er Paso: ¿Qué Relaciones cultivas?
Si bien podría incluir las relaciones como un recurso, no lo hice porque se trata de un tipo muy diferente de recurso. De hecho hay personas con conocimientos y experiencia que por insuficiencia de las relaciones adecuadas y sobre todo por no ser competente para relacionarse desperdician sus talentos.
No se puede restarle importancia al Networking. Esta habilidad para cultivar relaciones mutuamente provechosas es clave, no solo para el logro profesional, sino sobre todo para la felicidad personal.
¿Quiénes son las personas que hacen la diferencia en tu vida y en tu profesión? ¿Qué cantidad y calidad de relación dedicas a cada una? ¿A quiénes quisieras conocer? ¿Cómo podes alimentar esas relaciones importantes para tu proyecto de vida? ¿Sos competente para hacer pedidos? ¿Cumplís con los compromisos que asumís con los demás?
En este caso podrías considerar si reconoces suficientemente a estas personas por darte la ayuda que necesitas. Seguramente estas personas son fundamentales para vos.
4to Paso: ¿Qué te motiva?
¿Qué te impulsa? ¿Cuál es tu propósito? ¿Sos consciente de tus elecciones? ¿Te hacés cargo de la selecciones que tomas en cada dominio de tu vida? ¿Qué te mueve a alcanzar los resultados que buscas? ¿Qué desafíos querés superar?
También sirve pensar en qué te desmotiva, qué cosas te bajan la moral y de esta forma aclarar por contraste los motivadores. ¿Qué relaciones se dan entre las cosas que te motivan y te desmotivan?
Lo que te inspira pueden ser cosas tan diferentes como los principios que te guían o los desafíos que afrontas. En cualquier caso suelen haber coincidencias que dicen mucho de aquella persona que sos y queres ser.
5to Paso: ¿Cuáles son tus objetivos?
¿Qué rumbo elegís? ¿Dónde querés llegar? ¿Qué querés llegar a ser? Todas estas preguntas refieren a objetivos. Cuánto más claro tengas tus objetivos, más podrás enfocarte para alcanzarlos.
Plantearse objetivos es querer superarse, ser mejores que nuestra versión actual de nosotros mismos. Por supuesto que eso requiere definir metas concretas, medibles, en un tiempo específico y en condiciones realistas. Tu plan de desarrollo personal necesita de objetivos motivantes y cumplibles.
Para perseverar en tus objetivos debes hacer consciente tu compromiso y desarrollar la resiliencia, levantándote de las caídas para seguir adelante. Es que basta con que te pongas un objetivo para que empieces a ver los obstáculos que te impedirán alcanzarlos. Pero estos mismos obstáculos te señalan que estás en el camino correcto, el que te marca tu objetivo.
6to Paso: ¿Cuáles son tus hábitos?
Los hábitos son las rutinas que adoptaste con el tiempo. Hay hábitos facilitadores, como seguir una alimentación saludable y hacer ejercicio físico. Y otros hábitos obstaculizantes como comerse las uñas y criticar la conducta de las otras personas.
El criterio de facilitador u obstaculizador es relativo y depende de los resultados que persigas. Por ejemplo, leer el diario todos los días puede ser considerado un hábito obstaculizador si eso te quita tiempo de lectura de un libro que deseas leer.
El Mahatma Gandhi, nos dejó una enseñanza fundamental acerca de los hábitos: «Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuidate de tus palabras porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos porque se convertirán en tu destino.»
Entonces, ¿Cuáles de los hábitos que adoptaste consideras que son facilitadores de los resultados que perseguís? Y ¿Qué hábitos obstaculizan los resultados que buscas? Por otra parte, ¿Qué hábitos nuevos quisieras desarrollar?
7mo Paso: ¿Qué necesitas aprender?
Llegar a la última estación de este viaje no implica detenerse, sino seguir aún más adelante en tu camino. Para eso no te quedes conforme con los saberes que tenes. Pensá además en los saberes necesitas para llegar al siguiente nivel.
Tus saberes condicionan además tu particular visión del mundo. Por eso no es menos importante reflexionar acerca de que saberes siguen vigentes y operativos y que otros se cristalizaron en prejuicios que ya no se adaptan a la nueva realidad que vivís. Por ejemplo, durante la niñez, haber aprendido a evitar la confrontación ante las agresiones pudo haberte evitado riesgos de salir lastimado, pero este saber te limita en el presente, achicando el círculo de tus relaciones interpersonales, afectándote personal y profesionalmente. Cuando creés que estás ante un saber que perdió vigencia para tus actuales propósitos, estás frente al desafío de desaprender.
Por lo tanto, también podés revisar tus saberes y también tu ignorancia. Para aquellos resultados que buscas, ¿Qué cosas no sabes hacer? ¿Qué saberes perdieron vigencia y limitan tus posibilidades actuales? ¿Qué saberes nuevos necesitas aprender?
Espero que estas distinciones te sirvan para profundizar tu plan de desarrollo personal y que ese plan te permita avanzar en tu proyecto profesional y por supuesto en el camino a tu felicidad. ¡Que tengas un excelente año!
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